resume de los olvidados de Jaime aduana de las página 120 hasta la 150 q sea largo como q me enteré en dos hojas ,dónde la protagonista es Raquel y sus hermanos​

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En las páginas 120 a 150 de "Los Olvidados" de Jaime Aduana, la historia se profundiza en la vida de Raquel y sus hermanos, mostrando con gran detalle la dura realidad que enfrentan diariamente. Raquel, con solo 17 años, se ha visto obligada a asumir la responsabilidad de cuidar a sus hermanos menores, Pablo, de 12 años, y Ana, de 8, después de la desaparición de su madre y la trágica muerte de su padre. La joven ha tenido que madurar rápidamente y cargar con el peso de ser la figura materna y paterna en un entorno marcado por la pobreza y la desesperanza.

La vida de Raquel es una constante lucha por la supervivencia. Trabaja incansablemente en empleos informales, limpiando casas y vendiendo artículos en el mercado, para obtener el dinero necesario para mantener a su familia. Sus días comienzan temprano y terminan tarde, con largas jornadas de trabajo que la dejan exhausta tanto física como emocionalmente. A pesar de su esfuerzo, el dinero nunca es suficiente, y la pobreza se cierne sobre ellos como una sombra constante, dificultando cada aspecto de sus vidas.

Pablo, aunque es solo un niño, intenta ayudar a Raquel en todo lo que puede. A menudo busca trabajos temporales, como llevar mercancías en el mercado o hacer pequeños recados para los vecinos, pero estos trabajos suelen ser mal pagados y peligrosos. A su corta edad, ya conoce la explotación y el abuso, lo que le roba gran parte de su infancia. Sin embargo, Pablo muestra una madurez inusual para su edad y un profundo sentido de responsabilidad hacia su hermana y su pequeña hermana, Ana.

Ana, por otro lado, es la más vulnerable de los tres. La ausencia de su madre le ha dejado una profunda herida emocional. A menudo sufre episodios de llanto y ansiedad que Raquel intenta calmar, aunque no siempre con éxito. Ana añora la figura materna y sufre por la falta de estabilidad y seguridad en su vida. Raquel hace todo lo posible por consolarla, pero la carga que lleva sobre sus hombros es abrumadora, y a veces se siente impotente ante el dolor de su hermana.

Uno de los momentos más angustiosos de estas páginas es cuando Raquel enfrenta un conflicto con uno de sus empleadores, quien se niega a pagarle lo acordado por su trabajo. Este incidente no solo la deja sin el dinero que tanto necesita, sino que también la llena de una profunda desesperación y frustración. Sabe que sin ese dinero no podrá comprar suficiente comida para sus hermanos, y la idea de que pasen hambre la atormenta. Este tipo de injusticias y abusos son frecuentes en su vida, y cada vez que ocurren, la situación se vuelve más desesperada.

La tensión en el hogar aumenta con cada día que pasa sin una solución a la vista. La escasez de alimentos es una preocupación constante, y Raquel se enfrenta a decisiones desgarradoras. A veces se ve obligada a enviar a Pablo a trabajar en condiciones peligrosas, aun sabiendo los riesgos que esto implica. Otras veces, debe dejar a Ana sola en casa mientras ella busca alguna forma de ganar dinero. Cada decisión que toma está cargada de ansiedad y culpa, pero las circunstancias no le dejan otra opción.

A pesar de todas las dificultades, la relación entre Raquel y sus hermanos es un rayo de esperanza en medio de tanta oscuridad. La solidaridad y el amor que comparten los tres son el pilar que los mantiene unidos y les da fuerzas para seguir adelante. Raquel encuentra en sus hermanos la motivación para no rendirse, y Pablo y Ana, a su vez, encuentran en ella una figura protectora y cariñosa que, aunque joven, hace todo lo posible por cuidarlos y mantenerlos a salvo.

El entorno en el que viven es hostil y lleno de peligros. La marginalidad y la pobreza extrema los rodean, y las oportunidades de salir adelante son escasas. Sin embargo, la determinación de Raquel de ofrecer a sus hermanos una vida mejor, aunque sea en pequeñas formas, es conmovedora. Ella busca mantener un sentido de normalidad y esperanza, asegurándose de que Ana asista a la escuela cuando es posible y tratando de ofrecerle a Pablo un respiro de sus trabajos ocasionales.

En estas páginas, la narrativa de Jaime Aduana no solo muestra la dura realidad de los olvidados, sino también la resiliencia y la fortaleza del espíritu humano. Raquel, con su juventud y su carga inmensa, representa a tantos otros que luchan en silencio, enfrentando la adversidad con valentía y amor. La descripción detallada de sus luchas diarias y las pequeñas victorias que logran en medio de tanta dificultad hacen de este segmento del libro una lectura profundamente emotiva y reveladora.

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