Respuesta :
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Explicación:
En una pequeña aldea rodeada de montañas, vivían dos vecinos: el anciano Mateo y la joven Sara. Mateo era conocido por su amor por las plantas y flores, mientras que Sara destacaba por su habilidad con los animales. A pesar de sus diferencias en edad y gustos, ambos compartían un profundo respeto por la naturaleza y la vida en la aldea.
Un día, una discusión surgió entre ellos sobre cómo cuidar mejor el jardín comunitario. Mateo prefería un enfoque meticuloso y ordenado, mientras que Sara abogaba por permitir que la naturaleza siguiera su curso de manera más libre y espontánea.
Sus opiniones opuestas pronto se convirtieron en un tema de conversación en la aldea. Algunos vecinos apoyaban la perspectiva de Mateo, valorando la organización y el control, mientras que otros se inclinaban hacia el enfoque más natural y relajado de Sara.
El conflicto creció hasta que el anciano sabio del pueblo intervino. Convocó a Mateo y a Sara frente a todos y les recordó la importancia de la tolerancia y el respeto mutuo. Les contó una historia antigua sobre cómo, en tiempos difíciles, la aldea prosperó gracias a la diversidad de opiniones y habilidades que cada individuo aportaba.
Conmovidos por las palabras del anciano, Mateo y Sara decidieron dejar de lado sus diferencias y trabajar juntos para mejorar el jardín. Mateo trajo su conocimiento detallado sobre las plantas, mientras que Sara integró sus métodos naturales para fomentar un ambiente más equilibrado y sostenible.
Con el tiempo, el jardín floreció más que nunca. Las flores de colores brillantes de Mateo complementaban perfectamente la vegetación exuberante y salvaje de Sara. Juntos, demostraron a la aldea que la verdadera belleza yace en la armonía que surge de la aceptación y la colaboración.
Desde entonces, Mateo y Sara se convirtieron en símbolos de tolerancia y respeto en la aldea, enseñando a todos que, aunque las opiniones puedan diferir, es la aceptación y el entendimiento mutuo lo que verdaderamente enriquece nuestras vidas.