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En la Biblia, encontramos varios ejemplos de jóvenes que fueron escogidos por Dios para un propósito específico. Uno de los ejemplos más destacados es el de David, quien fue ungido rey de Israel siendo aún joven. Dios lo escogió para liderar a su pueblo y enfrentar grandes desafíos, como la batalla contra Goliat.
Otro joven escogido por Dios fue Jeremías, a quien Dios llamó desde joven para ser profeta y llevar su mensaje al pueblo de Israel. A pesar de su juventud, Jeremías cumplió fielmente con su misión y enfrentó numerosas dificultades.
En el Nuevo Testamento, encontramos a jóvenes como Juan el Bautista, quien fue escogido por Dios para preparar el camino para la llegada de Jesús. A pesar de su corta edad, Juan cumplió con valentía su misión y anunció la llegada del Mesías.
Estos ejemplos nos muestran que Dios no hace acepción de personas ni de edades a la hora de escoger a quienes cumplirán su propósito. A través de la historia bíblica, vemos cómo jóvenes fueron llamados por Dios y equipados con las habilidades y la fortaleza necesarias para cumplir con su misión. Esto nos enseña que la edad no es un impedimento para que Dios use a aquellos que están dispuestos a servirle con fidelidad y obediencia.