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Claro, aquí tienes una pequeña historia basada en esa idea:

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Carlos era conocido en su vecindario por su habilidad con los espejos. Tenía una colección única de espejos antiguos y sabía cómo jugar con la luz para crear ilusiones fascinantes. Un día, decidió sorprender a su amiga Ana con una ilusión óptica en su cumpleaños.

Carlos invitó a Ana a su estudio, donde tenía dispuestos varios espejos cuidadosamente colocados. Al entrar, Ana quedó asombrada al ver lo que parecía un pasillo infinito de reflejos que se extendía hacia el infinito. Los espejos estaban dispuestos de manera que creaban múltiples imágenes de Ana caminando hacia el horizonte.

"¡Es increíble, Carlos! Parece que estoy viendo un pasillo sin fin", exclamó Ana, maravillada por la ilusión.

Carlos sonrió y explicó cómo había dispuesto los espejos para crear esa ilusión. Ana no podía dejar de explorar cada ángulo, fascinada por cómo los espejos podían transformar su percepción del espacio.

Desde entonces, cada vez que Ana visitaba a Carlos, siempre se maravillaba con las nuevas ilusiones que él creaba con sus espejos y lentes.

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