Lipset propuso una secuencia lógica en la que el desarrollo económico conduce a la democracia de la siguiente manera:
1. **Desarrollo económico**: Lipset argumenta que a medida que una sociedad experimenta un mayor desarrollo económico, se crea una clase media educada y urbana que demanda mayor participación política y derechos civiles.
2. **Modernización**: Este proceso de desarrollo económico conduce a la modernización social, que incluye valores como la educación, la urbanización y la industrialización. Estos cambios, según Lipset, son propicios para el surgimiento de instituciones democráticas estables.
3. **Consolidación democrática**: Finalmente, el desarrollo económico y la modernización social promueven la consolidación de la democracia, ya que las sociedades más ricas tienden a ser más estables políticamente y tienen una mayor capacidad para mantener sistemas democráticos efectivos.
Por otro lado, Samuel Huntington introduce dudas significativas sobre esta relación en su obra "La tercera ola: La democratización a finales del siglo XX". Huntington señala que la modernización y el desarrollo económico no necesariamente garantizan la estabilidad democrática. Sus principales dudas se centran en:
- **Reversibilidad democrática**: Huntington argumenta que las transiciones democráticas pueden ser revertidas, incluso en sociedades modernizadas, debido a factores como conflictos étnicos, crisis económicas o liderazgos autoritarios.
- **Calidad democrática**: Cuestiona si el simple establecimiento de instituciones democráticas es suficiente para garantizar una democracia plena y funcional. Señala que la calidad de la democracia puede verse comprometida por problemas como la corrupción, la falta de participación ciudadana efectiva o la debilidad de los partidos políticos.
- **Cultura política**: Huntington destaca la importancia de la cultura política de una sociedad en la consolidación democrática. Argumenta que las sociedades que carecen de una cultura política arraigada pueden tener dificultades para mantener sistemas democráticos estables, independientemente de su nivel de desarrollo económico.
Estas dudas de Huntington podrían afectar la validez del argumento de Lipset al sugerir que el desarrollo económico y la modernización no son garantías automáticas de la consolidación democrática. La presencia de factores como conflictos internos, debilidades institucionales o problemas culturales puede obstaculizar la transición hacia y el mantenimiento de una democracia efectiva. Por lo tanto, mientras Lipset enfatiza la correlación positiva entre desarrollo económico y democracia, Huntington nos recuerda que esta relación es compleja y puede verse afectada por múltiples variables y contingencias.
