Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el mundo veía la oposición de dos sistemas de vida y visiones del mundo: el capitalismo, basado en la liberación total de los mercados, la competencia como valor supremo y el consumo como motor de la sociedad; y al otro lado, la URSS con su sistema socialista, basado en el poder del Estado como benefactor y regulador de toda la economía y la búsqueda de la equidad social. En este escenario donde los cambios políticos, económicos y sociales prevalecen se crean alianzas y pactos como mecanismos para articular sus políticas. El contexto antes planteado, creó las condiciones para