Cuando un barco avanza, ya sea mediante velas o propulsión mecánica, ejerce una acción hacia atrás sobre el agua para impulsarse hacia adelante. Esta acción genera una reacción igual y opuesta: el agua ejerce una fuerza hacia adelante sobre el barco, propulsándolo en la dirección deseada. Además, al realizar maniobras de dirección como girar el timón, el barco genera fuerzas laterales sobre el agua, y la ley de Newton asegura que exista una reacción opuesta que cambia la dirección del movimiento del barco. Asimismo, la resistencia hidrodinámica que enfrenta el barco al desplazarse también sigue este principio, donde la acción de moverse a través del agua genera una reacción de resistencia que afecta su velocidad y eficiencia
