Respuesta:
En el cálido atardecer, el sol se oculta tras las montañas, pintando el cielo de tonos dorados y rosados. Sentados en el parque, observamos cómo nuestro perro corre felizmente tras el balón, una imagen que llena nuestros corazones de amor y alegría. Es nuestra salida diaria, un momento sagrado para desconectar del bullicio y conectar con la naturaleza.
Sin embargo, esta tranquilidad se ve interrumpida por una ligera desilusión. Recordamos aquellos días en los que solíamos pasear juntos, pero ahora, un pequeño obstáculo nos separa temporalmente. Aun así, el amor que compartimos es tan fuerte como el sol que nos acompaña cada día, siempre presente, llenando de luz y calor nuestros caminos, esperando pacientemente por nuestra próxima aventura juntos.
Explicación:
