Los niños que ven demasiada televisión están expuestos a un mayor número de riesgos para su desarrollo intelectual y emocional. Algunos de ellos son los siguientes:

· Sacar malas notas en la escuela. Sucede al dedicar más tiempo a la televisión que a los deberes y al estudio.

· Leer menos libros. Demasiada televisión resta tiempo a la lectura.

· Hacer menos ejercicio físico. La televisión supone un grave peligro de sedentarismo para los niños.

· Tener problemas de sobrepeso. El sedentarismo unido a un mayor consumo de snaks y productos calóricos durante el tiempo que pasan sentados delante de la televisión puede aumentar su riesgo de obesidad.

· Convertirse en niños pasivos. La celeridad con la que pasan las secuencias de las imágenes en televisión puede hacer perder a los niños por otros juegos tradicionales, que para ellos, se convierten en lentos, aburridos y sin interés.

· Entender parcialmente lo visto. La violencia, la sexualidad, los estereotipos de raza y de género, y el abuso de drogas y alcohol son temas comunes en los programas de televisión. Los niños son impresionables y pueden asumir que lo que ellos ven en televisión es lo normal, seguro y aceptable. Por consecuencia, la televisión también expone a los niños a tipos de comportamiento y actitudes que pueden ser abrumadores y difíciles de comprender.

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Es importante reconocer que la exposición excesiva de los niños a la televisión puede tener efectos adversos en su desarrollo intelectual y emocional. Los puntos mencionados son preocupaciones válidas que pueden afectar la salud y el bienestar de los niños. Aquí hay algunas reflexiones adicionales sobre estos riesgos:

1. Importancia del equilibrio: Es fundamental encontrar un equilibrio saludable entre el tiempo dedicado a ver televisión y otras actividades beneficiosas para el desarrollo de los niños, como la lectura, el ejercicio físico y la interacción social.

2. Supervisión y orientación: Los padres y cuidadores desempeñan un papel crucial en supervisar y orientar el contenido que los niños ven en la televisión. Es importante conversar con los niños sobre lo que están viendo y estar al tanto de cómo les afecta emocional e intelectualmente.

3. Educación mediática: Enseñar a los niños a ser críticos con lo que ven en la televisión y a comprender la diferencia entre la realidad y la ficción es esencial para ayudarles a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y discernimiento.

4. Promoción de la actividad física: Fomentar la práctica regular de ejercicio físico y actividades al aire libre puede contrarrestar el sedentarismo inducido por la televisión y promover un estilo de vida saludable para los niños.

5. Diálogo abierto: Mantener un diálogo abierto y honesto con los niños sobre los temas complejos que puedan surgir en los programas de televisión puede ayudarles a procesar la información de manera segura y saludable.

En última instancia, es importante considerar los riesgos asociados con el uso excesivo de la televisión en la infancia y tomar medidas para mitigar estos efectos negativos en el desarrollo de los niños. La educación, la supervisión y el fomento de una vida equilibrada son clave para garantizar el bienestar integral de los niños en un mundo mediático en evolución.