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Respuesta: La Peste Negra, también conocida como peste bubónica, fue una de las pandemias más devastadoras de la historia, que afectó a Europa y partes de Asia y África entre 1347 y 1352. Se estima que causó la muerte de entre 25 y 30 millones de personas en Europa, lo que representaba entre el 30% y el 60% de la población del continente en ese momento.

Origen y propagación

La enfermedad se originó en Asia central y se propagó a Europa a través de rutas comerciales, especialmente por medio de barcos genoveses que transportaban ratas y pulgas infectadas. El primer brote en Europa se registró en Mesina, Italia, en 1348. La bacteria responsable de la peste, Yersinia pestis, se transmitía principalmente a través de pulgas que infestaban a los roedores, y su propagación fue facilitada por las condiciones de hacinamiento y falta de higiene de la época.

Impacto demográfico

Las cifras de mortalidad varían, pero se estima que la población europea pasó de aproximadamente 80 millones a solo 30 millones entre 1347 y 1353. Ciudades como Florencia sufrieron pérdidas devastadoras, con cerca del 60% de su población falleciendo. En algunos lugares, como París, se registraron hasta 800 muertes diarias en el pico de la epidemia.

Consecuencias sociales y económicas

La Peste Negra tuvo profundas repercusiones en la estructura social y económica de Europa. La alta tasa de mortalidad llevó a una escasez de mano de obra, lo que resultó en un aumento de salarios y mejores condiciones para los trabajadores sobrevivientes. Además, la pandemia provocó una crisis de confianza en las autoridades, tanto civiles como religiosas, ya que muchos se preguntaban cómo un desastre tan devastador podía ocurrir.

Repercusiones culturales

El impacto de la Peste Negra también se reflejó en la cultura y la religión de la época. Aumentó la religiosidad personal y el apoyo a organizaciones benéficas, mientras que las descripciones de la peste en la literatura y el arte de la época reflejan un profundo sentido de desesperación y fatalismo.

La Peste Negra marcó un punto de inflexión en la historia europea, cuyas consecuencias se sintieron durante siglos, afectando la demografía, la economía y la cultura del continente.