Lutero se opuso a la venta de indulgencias de la Iglesia Católica, criticando la corrupción y abuso de poder.
También cuestionó el sistema jerárquico de la Iglesia y defendió la idea de una relación personal con Dios.
Rechazó la veneración de imágenes,
el culto a los santos y la idea de que la salvación se alcanza mediante obras.
Abogó por la accesibilidad de la Biblia para todos y la interpretación individual, sin depender de la autoridad eclesiástica.