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La historia de La Mandioca, también conocida como la leyenda de la yuca o mandioca, es un cuento tradicional del pueblo guaraní de América del Sur. La historia gira en torno a una hermosa niña indígena llamada Mani, que nació con un don especial. Era amable, gentil y tenía una fuerte conexión con la naturaleza.

Un día, Mani enfermó y murió repentinamente. Su gente quedó devastada por su pérdida y la enterró en su choza. Después de un tiempo, una extraña planta comenzó a crecer de su tumba. La planta tenía una piel marrón y pulpa blanca, y era comestible. La gente quedó asombrada por este milagro y decidió cultivar la planta, a la que llamaron "mandioca" o "yuca".

La historia de La Mandioca no es solo una leyenda, sino también un símbolo de la importancia de la yuca en la cultura guaraní. La yuca era un alimento básico para el pueblo guaraní y tenía un papel crucial en su vida diaria. La historia resalta la conexión entre el mundo natural y los pueblos indígenas y enfatiza la importancia de respetar y preservar la naturaleza.

En otra versión de la historia, una joven llamada Ñasaindí se enamora de un muchacho llamado Catupirí. Se casan, pero su felicidad dura poco, ya que Ñasaindí muere poco después. Catupirí está desconsolado y decide enterrarla en su choza. Después de un tiempo, de su tumba crece una planta que luego se descubre que es la planta de yuca.