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Respuesta:bueno yo respondo un poco largo ok bueno ay ba :

Explicación: 1. El prólogo del Evangelio de Juan,  al hablar de Jesús como Logos, Verbo, Hijo de Dios, expresa sin ningún tipo de dudas el núcleo esencial de la verdad sobre Jesucristo; verdad que constituye el contenido central de a autorrevelación de Dios en la Nueva Alianza y como tal es profesada solemnemente por la Iglesia. Es la fe en el Hijo de Dios, que es “de la misma naturaleza del Padre” como Verbo eterno, eternamente “engendrado”, “Dios de Dios y Luz de Luz”, y no “creado” (ni adoptado). El prólogo manifiesta además la verdad sobre la preexistencia divina de Jesucristo.

2. En todo el Nuevo Testamento hallamos expresada la verdad sobre el envío del Hijo por parte del Padre, que se concreta en la misión mesiánica de Jesucristo. En este sentido, son particularmente significativos los numerosos pasajes del Evangelio de Juan, a los que es preciso recurrir en primer lugar.

Dice Jesús hablando con los discípulos y con sus mismos adversarios: “Yo he salido y vengo de Dios, pues yo no he venido de mí mismo, antes es Él quien me ha mandado” (Jn 8, 42). “No estoy solo, sino yo y el Padre que me ha mandado” (Jn 8, 16). “Yo soy el que da testimonio de mí mismo, y el Padre, que me ha enviado, da testimonio de mí” (Jn 8, 18). “Pero el que me ha enviado es veraz, aunque vosotros no le conocéis. Yo le conozco porque procedo de Él y Él me ha enviado” (Jn 7, 28-29).

3. Muchas veces, como se ve en el Evangelio joánico, Jesús habla de Sí mismo -en primera persona- como de alguien mandado por el Padre. La misma verdad aparecerá, de modo especial, en la oración sacerdotal, donde Jesús, encomendando sus discípulos al Padre, subraya: “Ellos... conocieron verdaderamente que yo salí de ti, y creyeron que tú me has enviado” (Jn 17, 8). Y continuando esta oración, la víspera de su pasión, Jesús dice: “Como tú me enviaste al mundo, así los envié yo a ellos al mundo” (Jn 17, 18). Refiriéndose de forma casi directa a la oración sacerdotal, las primeras palabras dirigidas a los discípulos la tarde del día de la resurrección, dicen así: “Como me envió mi Padre, así os envío yo” (Jn 20, 21 ).

4. Aunque la verdad sobre Jesús como Hijo mandado por el Padre la pone de relieve sobre todo los textos joánicos, también se encuentra en los Evangelios sinópticos. De ellos se deduce, por ejemplo, que Jesús dijo: “Es preciso que anuncie el reino de Dios también en otras ciudades, porque para esto he sido enviado” (Lc 4, 43). Particularmente iluminadora resulta la parábola de los viñadores homicidas. Estos tratan mal a los siervos mandados por el dueño de la viña “para percibir de ellos la parte de los frutos de la viña “y matan incluso a muchos.

5. La arábola del hijo mandado a los viñadores aparece en todos los sinópticos (cf. Mc 12, 1-12; Mt 21, 33-46; Lc 20, 9-19). En ella se manifiesta con toda evidencia la verdad sobre Cristo como Hijo mandado por el Padre. Es más, se subraya con toda claridad el carácter sacrificial y redentor de este envío. El Hijo es verdaderamente “...Aquél a quien el Padre santificó y envió al mundo” (Jn 10, 36). Así, pues, Dios no sólo “nos ha hablado por medio del Hijo... en los últimos tiempos” (Cfr. Heb 1, 1-2), sino que a este Hijo lo ha entregado por nosotros, en un acto inconcebible de amor, mandándolo al mundo.

6. Con este lenguaje sigue hablando de modo muy intenso el Evangelio de Juan: “Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Jn 3, 16). Y añade: “El Padre mandó a su Hijo como salvador del mundo”. En otro lugar escribe Juan: “Dios es amor. En esto se ha manifestado el amor que Dios nos tiene: Dios ha mandado a su Hijo unigénito al mundo para que tuviéramos vida por Él”; “no hemos sido nosotros quienes hemos amado a Dios, sino que Él nos ha amado y ha enviado a su Hijo como víctima de expiación por nuestros pecados”. Por ello añade que, acogiendo a Jesús, acogiendo su Evangelio, su muerte y su resurrección, “hemos reconocido y creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es amor, y el que vive en amor permanece en Dios y Dios en Él” (Cfr. 1 Jn 4, 8-16).

7. Pablo expresará esta misma verdad en la Carta a los Romanos: “Él que no perdonó a su propio Hijo (es decir, Dios), antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos ha de dar con Él todas las cosas?” (Rom 8, 32). Cristo ha sido entregado por nosotros, como leemos en Jn 3, 16; ha sido “entregado” en sacrificio “por todos nosotros” (Rom 8 32). El Padre “envió a su Hijo, como propiciación por nuestros pecados” (1 Jn 4, 10). El Símbolo profesa esta misma verdad: “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación (el Verbo de Dios) bajó del cielo”.

espero sirva feliz dia tarde o nocheee pd si me pase de largo xd

Respuesta:

Jesucristo es el enviado de Dios que es su padre, ya que el lo mando para que este nos salvara del pecado, al morir el crucificado a cambios de nosotros porque nos ama y quiere que todos crean en el para ser salvados el dia de su regreso ante el fin de los tiempos.

Dice San Mateo, 10-40 sobre esto: "El que los recibe a ustedes, me recibe a mi: y el que me recibe a mi, recibe al que me envio". Por esta razon dios lo mando.

ahi ta  <3

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