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Los sólidos mantienen su forma y volumen debido a la organización y fuerza de atracción entre sus partículas. En un sólido, las partículas están muy cercanas y unidas por fuerzas intermoleculares fuertes, lo que las mantiene en posiciones fijas y les da al material su forma definida1. Además, los sólidos pueden ser cristalinos, semicristalinos o amorfos, dependiendo de cómo se ordenan sus partículas.

Las propiedades físicas de los sólidos, como la forma y volumen fijos, alta densidad, y resistencia a la deformación, son resultado de esta organización y cohesión entre partículas. Por ejemplo, un cubo de hielo mantiene su forma hasta que se calienta y se derrite, pasando al estado líquido debido a un cambio en la energía cinética que supera las fuerzas intermoleculares.