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Mis abuelos maternos eran personas muy especiales. Por un lado, estaba mi abuela, una mujer de carácter fuerte y determinado. Ella siempre estaba al tanto de la familia y se preocupaba profundamente por todos nosotros. Mi abuelo, por otro lado, era un hombre tranquilo y sabio. Solía contarnos historias fascinantes sobre su juventud y sus experiencias. Juntos, formaban un equipo inseparable, enfrentando juntos los desafíos de la vida con amor y dedicación. A menudo recordamos con cariño los momentos felices que pasamos en su compañía, y su legado de amor y valores perdura en nuestra familia hasta el día de hoy.