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Había algo que no encajaba. Si en verdad esto era un sueño (como todo parecía indicar), ¿por qué no se oía a lo lejos la voz de mi mamá llamando para que me levantara de una buena vez, me vistiera y bajara a desayunar? Ya había pasado demasiado tiempo desde que, según yo, había comenzado a despertarme. Debían de ser casi las ocho, si no nos apurábamos correríamos el riesgo de llegar tarde y encontrar cerrada la puerta de la escuela. Debo admitir que la posibilidad de faltar a clases por un día no me disgustaba tanto. Sin embargo, la enorme esfera de material brillante, estacionada justo en el centro de mi recámara, y de la cual brotaba una especie de zumbido interrumpido a intervalos regulares por un extraño tintineo metálico, me orillaba a pensar que algo no marchaba bien.
Miré el reloj con cara de oso panda que colgaba de la pared. Hacía varios minutos que sus manecillas permanecían inmóviles; tan inmóviles como yo y como la extraña esfera que se había plantado sin más frente a mi cama; y tan silenciosas como la voz de mi mamá, que no acudía con la debida rapidez a despertarme. Pero... ¿Cómo me daba cuenta entonces de que pasaba el tiempo? Debía ser por la alternancia de zumbidos y tintineos que brotaban de la esfera. Esta alternancia era tan regular, tan rítmica, que recordaba el mecanismo perfectamente sincronizado de un reloj. Aunque... también podría tratarse de algo más biológico que mecánico: un latido, una respiración, un ronquido... Entonces comencé a asustarme un poco.
- ¡Levántate, Julián, ya es tarde!
La voz enérgica pero suave de mi mamá llegaba al fin. Era mi salvación. Abrí con cautela los ojos. Todo parecía normal en mi recámara. No había rastro de esferas o de zumbidos tintineantes. Nada. Respiré tranquilo y reconfortado. Me vestí rápidamente y bajé, saltando los escalones de dos en dos. Al llegar al comedor corrí a darle un gran abrazo a mamá. Ella me miró con una mezcla de ternura y sorpresa y me dio un beso en la frente. Nos apuramos a desayunar.
Cuando me disponía a salir de casa escuché su voz:
- No olvides tus cosas – me dijo con un tintineo mientras alargaba su mano para entregarme la mochila.
No tuve tiempo de hacer nada. El transporte escolar (extrañamente esférico, metálico, brillante) me aguardaba ya, zumbando, al otro lado de la acera.

--Por sus características, este texto es:

Fábula
Novela
Cuento
Obra dramática​

Respuesta :

Respuesta:

es un cuento

Explicación:

El texto se puede considerar un cuento por varias razones. En primer lugar, cuenta una historia ficticia con una trama claramente definida. El protagonista se encuentra en una situación extraña y misteriosa en su habitación, y a medida que avanza la historia, se revela un elemento fantástico: una esfera brillante con zumbidos y tintineos. El cuento también presenta un conflicto interno en el protagonista, quien está preocupado por llegar tarde a la escuela pero también disfrutar de un día libre. Finalmente, el cuento tiene un desenlace con un giro inesperado, cuando el protagonista descubre que la esfera misteriosa estaba relacionada con el transporte escolar.

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