Respuesta :

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La relación entre velocidad y potencia se explica en función de la resistencia al avance a medida que la velocidad aumenta. Cuanto más rápido se desplaza un objeto, mayores son las resistencias a vencer, lo que requiere más potencia para mantener esa velocidad. En términos físicos, la potencia se define como el producto de la fuerza aplicada y la velocidad a la que se realiza una tarea específica. Por lo tanto, a medida que la velocidad aumenta, se necesita más potencia para superar las resistencias y mantener esa velocidad, lo que destaca la interdependencia entre velocidad y potencia en diversos contextos, como el deporte y la mecánica.

Explicación:

listo :)

Explicación:

Cuanto más rápido se conduce, mayores son (desproporcionadamente) las resistencias a la conducción. Esto significa que a mayor velocidad, es necesaria más potencia para mantener esa velocidad. Si pedaleas a una frecuencia de pedaleo de 70 rpm a 15 km/h, ¿necesitas menos fuerza de pedaleo que si conduces a una frecuencia de pedaleo de 70 rpm a 25 km/h?

En todos los deportes, la velocidad y la potencia son determinantes para el éxito de un atleta: se trata de dos requisitos imprescindibles y estrechamente vinculados entre sí. La potencia se define como la capacidad de generar toda la fuerza en el menor tiempo posible para desarrollar rápidamente un movimiento. La explosividad marca la diferencia, ya que la coordinación y la rapidez de conexión entre el cerebro y el resto del cuerpo determinan el éxito de la reclutación selectiva de los músculos involucrados.

Cuando se realiza un entrenamiento específico para el desarrollo de la potencia, el cerebro y todo el sistema nervioso central son llamados a realizar un trabajo coordinado de control eficiente del cuerpo, con el fin de optimizar el uso de los músculos: los tiempos de reclutamiento de las unidades motoras son reducidos (especialmente en las fibras rápidas o de tipo 2). En general, la estrategia más utilizada es la de mantener bajo el número de repeticiones para levantar rápidamente cargas submáximas. De esta manera, el músculo es entrenado para maximizar la energía sin originar en las fibras un estrés que podría ocasionar infortunios y dolor. Con este fin se pueden realizar varios tipos de ejercicios que prevén movimientos repetidos de máximo esfuerzo, como ejercicios balísticos con balón médico, saltos pliométricos, arrancadas olímpicas y ejercicios con sobrecargas tradicionales (squat, banco, despegue).

En los deportes actuales, la velocidad es un factor determinante: generalmente el ganador hace lo mismo que los otros, pero a una velocidad mayor. Como la potencia está determinada también por la velocidad, algunos entrenamientos pueden estar dedicados al desarrollo de este aspecto: la fuerza y la resistencia disminuyen a favor de la rapidez de los movimientos. Este tipo de entrenamiento sirve para enseñar al cerebro a actuar más rápidamente y a controlar los músculos con mayor eficiencia a altas velocidades, favoreciendo las contracciones de las fibras musculares más rápidas y potentes. Es importante entrenar la velocidad estando descansados y cuando el sistema neuromuscular está propenso a la fatiga sin cansarse excesivamente; en presencia de estrés metabólico, resulta muy difícil entrenar el sistema nervioso; también por este motivo el entrenamiento de la velocidad debería incluir una recuperación del 100% entre las distintas series, sin ardor muscular y sin agitación.

Desde el punto de vista matemático, la relación entre velocidad y potencia puede describirse como una relación cuadrada, es decir, una parábola descendente. El ápice de la parábola constituye el punto de máxima potencia. La relación entre velocidad y fuerza es descrita por un ramo de hipérbolas donde las velocidades mayores corresponden a fuerzas menores. Combinando los dos gráficos es posible obtener una curva potencia-carga que permite elegir de manera objetiva las cargas de trabajo a utilizar durante el entrenamiento

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