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Si los conquistadores y los españoles no se hubieran peleado entre sí, la conquista de América podría haber sido más eficiente y rápida, con una administración colonial más estable. Habría menos fragmentación territorial y posiblemente un impacto cultural diferente en las poblaciones indígenas. La economía colonial podría haber sido más lucrativa y organizada, y habría menos violencia interna entre los colonizadores, aunque la violencia hacia los indígenas probablemente habría continuado. Esto también podría haber llevado a una historia política diferente en América Latina.