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En una sociedad que enfrenta desigualdad, violencia, discriminación y falta de confianza, y donde hay una tendencia a reclamar derechos sin asumir deberes, es crucial cultivar una ciudadanía que promueva la responsabilidad social y la solidaridad. Aquí hay algunas características que podrían ser fundamentales para esta ciudadanía:
1. **Conciencia social**: Ser conscientes de las realidades y desafíos que enfrenta la sociedad, incluyendo la desigualdad y la discriminación, es fundamental para poder actuar de manera informada y empática.
2. **Compromiso cívico**: Implica participar activamente en la comunidad y en la vida política de manera responsable y constructiva, más allá de los derechos individuales.
3. **Respeto y tolerancia**: Promover el respeto por la diversidad y la tolerancia hacia diferentes opiniones y formas de vida, contribuyendo así a reducir la violencia y la discriminación.
4. **Educación cívica**: Fomentar la educación cívica desde temprana edad para entender los derechos y deberes como ciudadanos, así como los mecanismos para contribuir al bienestar colectivo.
5. **Empoderamiento y acción colectiva**: Capacitar a los ciudadanos para que se sientan empoderados y puedan organizarse colectivamente para abordar problemas sociales y exigir cambios significativos.
6. **Ética y responsabilidad**: Promover una ética de responsabilidad individual y colectiva, donde cada ciudadano reconozca su papel en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
En resumen, una ciudadanía que se necesita en contextos adversos como los descritos debe ser consciente, comprometida, respetuosa, educada, empoderada y ética. Estas cualidades no solo ayudan a abordar los desafíos presentes, sino que también contribuyen a la construcción de una sociedad más inclusiva y solidaria.