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En el cuento "Un señor muy viejo con unas alas enormes" de Gabriel García Márquez, la crítica social se evidencia de varias formas en la reacción de las personas ante el viejo con alas:
Superstición y credulidad: Las personas tienden a creer en lo sobrenatural y buscan explicaciones mágicas o religiosas para lo desconocido, lo que refleja una crítica a la falta de pensamiento crítico y racional.
Explotación y mercantilización: Los dueños de la casa donde aparece el viejo lo encierran y cobran una tarifa para que la gente pueda verlo, denunciando cómo las personas son explotadas y deshumanizadas en beneficio del lucro y el entretenimiento.
Falta de empatía y humanidad: La multitud se acerca al viejo con curiosidad y morbo, pero sin mostrar verdadera compasión o interés por su bienestar, reflejando una crítica a la indiferencia y deshumanización presente en la sociedad.
Religiosidad superficial: La reacción de la gente y de las autoridades religiosas muestra cómo la religión puede ser superficial y basada en rituales y símbolos vacíos, en lugar de una verdadera espiritualidad o compasión.
Banalización de lo extraordinario: Al final, cuando el viejo con alas deja de ser una novedad, la gente pierde interés rápidamente, criticando cómo la sociedad puede ser superficial y rápidamente perder interés en lo que no es inmediatamente gratificante o entretenido.
En resumen, estas críticas apuntan a una sociedad supersticiosa, explotadora, carente de empatía, superficialmente religiosa y fácilmente distraída por lo novedoso, sin valorar lo verdaderamente importante o humano.
eso seria todo